En México, más de 66 por ciento de las mujeres han sufrido algún tipo de violencia y 2 de cada 10 la han padecido en el espacio público; este promedio es más alto en algunas urbes como Ciudad de México, donde cerca de 62 por ciento de las mujeres han sufrido violencia en el espacio público, por lo que no se ha logrado garantizar el derecho fundamental a vivir en una ciudad segura.

Las maestras, Karla Magali Ramírez Murillo, de Colectiva Ciudad y Género A.C. y María de Lourdes García Vázquez, de la Facultad de Arquitectura de la UNAM, ven con preocupación un repunte y aumento grave de las violencias que se cometen contra mujeres y niñas, especialmente la violencia comunitaria.

Lo anterior fue presentado en la ponencia virtual del pasado 27 de noviembre titulada “Seguridad, espacio público y género: construyendo ciudades seguras para las mujeres y las niñas”, en el marco del Seminario permanente “Ciudad habitable para todas y todos #NosotrosPorEllas” del Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad (PUEC) de la UNAM.

La Mtra. Karla Ramírez expresó que las ciudades están pensadas desde el patriarcado y, por lo tanto, por naturaleza son excluyentes y violentas; por ello, el derecho fundamental a vivir en una ciudad segura para las mujeres y las niñas no está garantizado.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de las Dinámicas de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) de 2016, realizada a mujeres mayores de 15 años, 66 por ciento de ellas han sufrido algún tipo de violencia; lo que representa más de 30 millones de mujeres del país.

Destaca la violencia en el espacio público con alrededor de 23 por ciento y la violencia sexual en la calle que la han padecido 34 por ciento de las mujeres. En la percepción femenina sobre la ciudad destacan el miedo y la inseguridad.

Asimismo, se registran diariamente 11 feminicidios en el país. La Mtra. Karla Ramírez puntualizó que, ante las cifras de violencia de género en aumento, se debe exigir a los tomadores de decisiones coloquen el tema en la agenda pública.

Para prevenir la violencia en contra las mujeres se requiere un rediseño urbano con perspectiva de género, donde se reconozca como elemento de planeación la percepción negativa entre las mujeres, a fin de desarrollar urbes más seguras que provean de autonomía la decisión de hacer uso o no de los espacios públicos y la libertad de transitar en cualquier zona de la ciudad.

La Mtra. Lourdes García presentó el proyecto “El espacio del barrio: violencia e inseguridad de género”, realizado desde el año 2007 en el Laboratorio Hábitat Social: participación y género (LAHAS) de la Facultad de Arquitectura de la máxima casa de estudios, el cual integra diversos aspectos sociales en el diseño arquitectónico y urbano con una perspectiva de género, partiendo de la construcción social del hábitat.

Para la coordinadora de LAHAS, la necesidad de resolver este tipo de violencia epistémica ha motivado a este grupo de expertas y expertos a estudiar cómo los usuarios y usuarias se apropian de los espacios, otorgándoles un significado y una pertenencia.

También, aseveró que el tipo de violencia que viven las mujeres es interseccional, es decir, por su condición de género, pero además por su pertenencia a una etnia o por tener una preferencia sexual distinta, y estos tipos de violencia han sido invisibilizados.

Los espacios son procesos y, como tales, tienen la condición de ser inacabados; de este modo, la académica invitó a las mujeres, niñas y adultas mayores a ser participativas y expresar sus necesidades en los espacios públicos, para que arquitectos y urbanistas conozcan sus exigencias y tomen las mejores elecciones en la construcción de la ciudad.

Del mismo modo, hace un llamado a la comunidad a apropiarse del espacio público, ya que cuando esto sucede, los usuarios mantienen el espacio físico y social y promueve una mayor integración a partir de hacerlo flexible, permitiendo la coexistencia de diversos grupos sociales.

Existen esfuerzos en los programas sociales que buscan promover el empoderamiento y el reconocimiento de los derechos ciudadanos de las mujeres, sin embargo, carecen de continuidad y seguimiento, como “Ciudades Seguras” que sólo operó del 2007 hasta el 2018.