La luz nocturna artificial en la capital mexicana está excedida, gasta demasiada energía, contamina el cielo oscuro y daña los socioecosistemas, señaló Joshua Iván Muñoz Salazar, egresado de la Licenciatura en Ciencias de la Tierra de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y ganador del premio “Francisco Medina Martínez”, otorgado por la Unión Geofísica Mexicana en el bienio 2018-2020, por su tesis “Estudio de la luz artificial durante la noche en la Ciudad de México”.
La principal fuente de luz artificial en el cielo nocturno de la metrópoli es emitida por el alumbrado público, además de otros factores como el aerosol atmosférico o la presencia de nubes que también influyen en la radiancia de las noches, comentó Joshua Muñoz durante una conferencia virtual impartida el 18 de enero, organizada por el grupo multidisciplinario “Luces sobre la Ciudad” de la RED ECOs de la Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación (SECTEI) del gobierno capitalino.
Asimismo, la Ciudad de México utiliza anualmente el 30 por ciento de su consumo energético total para encender todo el enramado del alumbrado público, lo que implica una mayor emisión de Gas de Efecto Invernadero (GEI) a la atmósfera que contribuye al cambio climático.
En 1971 el Observatorio Astronómico Nacional cambió su sede de Chapultepec a la Sierra de San Pedro Mártir en Ensenada, Baja California, cuando el brillo de luz artificial de la mancha urbana emitida hacia la atmósfera afectó la observación astronómica; fenómeno que astrónomos y biólogos denominan Contaminación Lumínica (CL). Esto surge cuando la luz natural del cielo es rebasada por la luz artificial.
La hipótesis de la tesis es que la Contaminación Lumínica (CL) en las alcaldías de la Ciudad de México es provocada por la cantidad, distribución y características de la luz artificial producida por el alumbrado público.
La metodología de su investigación se apoya en tres ejes: medir la luz artificial del cielo nocturno en unidad radiométrica; realizar el modelo SkyGlow para la simulación de cuantificar la luz en la atmósfera de la capital y, por último, el análisis de la radiancia en imágenes nocturnas obtenidas vía satélite (Radiance light trends).
En la urbe existen alrededor de 600 mil luminarias en vías primarias y secundarias, principalmente de halogenuros metálicos, sin embargo, la intención del Gobierno de la Ciudad de México es migrar todo a luz LED.
Para mejorar la calidad de cielo nocturno de la capital y optimizar su alumbrado público, el estudio recomienda eliminar las emisiones de luz dirigidas hacia el cenit; mantener un horario de apagado nocturno de espectaculares, escaparates y oficinas; utilizar fuentes de luz con dependencia espectral estrecha; así como prohibir sky beamers, luces de piso y video mapping.
Actualmente, los principales tipos de luz artificial eléctrica son incandescentes, de descarga y LED. Estás fuentes de luz se clasifican de acuerdo con su temperatura de color, índice de reproducción cromática y eficiencia.
La tendencia mundial para las luminarias públicas es el uso de luz LED debido a su alta eficiencia; sin embargo, existen malas prácticas como estar mal direccionadas o la falta de filtros para modular su longitud de onda, misma que viaja por la atmósfera iluminando el cielo de la noche.
Ana María Cetto, coordinadora de la iniciativa “Luces sobre la Ciudad”, precisó que esta tiene como fin contribuir a resolver los problemas relacionados con la iluminación urbana desde la ciencia, la tecnología y la academia. El Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad (PUEC) de la UNAM integra esta red, conformada además por expertos nacionales en el tema.
Cabe destacar que el Lic. Joshua Muñoz también fue acreedor junto con otros compañeros de la Licenciatura en Ciencias de la Tierra del primer lugar del Climatón UNAM 2020, -concurso sobre propuestas que ayuden a comprender y atender el cambio climático-, con un proyecto sobre descontaminación lumínica en Ciudad Universitaria.
