Las ciudades tienen mayor incidencia de feminicidios, asesinatos y desaparición de mujeres

Las ciudades tienen mayor incidencia de feminicidios, asesinatos y desaparición de mujeres

  • Las violencias contra mujeres en las urbes van en aumento y cada vez son más cruentas y brutales
  • Urge habitar las urbes de manera distinta y transformar la forma en la que nos relacionamos

Ciudad de México, 25 de noviembre de 2022. “En este momento histórico estamos viviendo una gran paradoja, por un lado en México tenemos avances significativos en el marco de los derechos de las mujeres donde se han creado distintas políticas, acciones e instancias de apoyo y atención a la violencia hacia este segmento de población; y por el otro, tenemos esta realidad donde las violencias hacia las mujeres no disminuyen sino que se vuelven más cruentas y brutales, ya no basta con matarlas, sino hay que destruir el cuerpo y desaparecerlo”, indicó la doctora Mercedes Zúńiga Elizalde.

Durante la sesión del Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad (PUEC) organizada con motivo del Día Internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer que se conmemora cada 25 de noviembre en todo el mundo, la profesora-investigadora de El Colegio de Sonora señaló que por ello ya no es suficiente el entramado político, normativo y judicial para revertir este “horrorismo” y alcanzar una vida de paz. Las alertas de género no están siendo efectivas ni tampoco las comisiones de búsqueda.

“La realidad nos muestra el ensañamiento contra los cuerpos y nos confirma que no solo está en juego la vida; sino la condición humana, cuando se destruye un cuerpo destruyo todo lo que te hizo ser humano hasta desaparecerte”.

Panorama actual

La académica afirmó que existe una violencia extendida hacia los cuerpos femeninos en múltiples ciudades en México, pero también en América Latina, que se expresa de manera más sutil como en el caso del acoso sexual o de manera letal con el feminicidio.

Como resultado, las mujeres experimentan violencia cotidiana en todos los ámbitos de la vida urbana y los riesgos de sufrirla se incrementan si pertenecen a grupos excluidos o marginados social y económicamente.

En nuestro país los crímenes contra mujeres pocas veces son denunciados. Tanto en datos oficiales como en el discurso público, los feminicidios y desapariciones forzadas son disfrazadas como homicidios o ajustes de cuentas relacionadas con el narcotráfico.

En México, de enero a agosto de 2020 se registraron 245 025 víctimas; si bien el porcentaje de hombres sigue siendo mayor, (55.6 por ciento), la violencia hacia las mujeres se ha elevado más que la de los hombres.

Desde el año 2015 que se comenzaron a registrar los feminicidios, hay una tendencia creciente. La Dra. Zúńiga destacó que “las grandes ciudades son las que tienen mayor incidencia de feminicidios, asesinatos y desaparición de mujeres”.

La experta caracteriza este tipo de violencia como expresiva porque comunica algo: en el feminicidio o la violación hay un discurso que el agresor no solo dirige a la mujer, sino fundamentalmente a los hombres, se le puede considerar un crimen de poder para disciplinarlas como sujeto social y político.

¿Por qué las mujeres?

Las mujeres son el objetivo principal de la violencia ya que son el núcleo que articula y cohesiona el tejido social de una comunidad, y a través de ellas se reproduce la vida de esa comunidad.

En ese sentido, distintas investigaciones desde el feminismo cuestionan si estamos en una guerra social que pretende eliminar u ocupar el cuerpo de las mujeres considerado como territorio.

En el caso de la desaparición de mujeres en el territorio nacional, se ha visto que hay factores comunes, como su edad, fisonomía u otras características. Estamos frente a una guerra contra cierto tipo de mujeres de sectores que evidencian las diferencias: mujeres, pobres, indígenas, luchadoras sociales, personas trans.

La ciudad como espacio de resistencia

Ante esta realidad es que la ciudad es cada vez más un espacio de protesta y resistencia contra las violencias ejercidas hacia las mujeres.

La investigadora argumentó la necesidad de habitar la ciudad de otra manera para prevenir riesgos, lo que implica organizarla, planearla y diseñarla de formas distintas; además de transformar las relaciones entre hombres y mujeres en los distintos espacios: aulas, espacios públicos, hogares, calles.

Expuso que las urbes se han construido como espacios sociales bajo un falso velo de neutralidad donde tienen lugar disputas y donde se construyen las relaciones sociales entre los sujetos que las habitan.

Hombres y mujeres socializan, usan y se apropian del espacio de manera diferente y hay distintas formas en las que acceden a lo que proporciona la ciudad, de vivir y concebir la inseguridad y el equipamiento urbano, así como de percibir el riesgo.

“Es fundamental concebir el análisis de la ciudad retomando lo doméstico y lo público en una relación constante que se influye de manera cotidiana.” También es indispensable vincular el espacio público con las relaciones de poder que se desarrollan en este, pues es el terreno donde las violencias contra las mujeres y otros cuerpos se producen, reproducen y resisten.

Finalmente, indicó es esencial fortalecer la tarea política de acción de las mujeres; robustecer su resistencia y legitimar su derecho a la autodefensa.

Urgió a recuperar la vida en comunidad y a que los hombres asuman la responsabilidad y compromiso de su masculinidad con la violencia de la que forman parte.

 

La ciudad como escenario de violencias contra las mujeres

PUEC

Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad
Universidad Nacional Autónoma de México

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