Ciudad de México, 21 de marzo de 2024. Para hablar de un proceso de planeación urbana que enfrente las vulnerabilidades, (naturales y las causadas por el hombre), que aumentan conforme crece la concentración de población, debemos reconocer que, la planificación es, ante todo, un pacto social a través de la construcción de consensos.
“No existe ningún plan en el mundo que genere beneficios para todos sin algún efecto o impacto negativo, pero se debe buscar que esos beneficios sean para la gran mayoría de la población y los costos que absorban las minorías puedan ser compensados”, destacó Roberto Eibenschutz, profesor-investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana- Xochimilco.
En una conferencia virtual, como parte de las jornadas de trabajo colaborativo entre el Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad y el Colegio de San Luis, el también profesor del posgrado en Urbanismo de Facultad de Arquitectura de la UNAM, aseveró que, la humanidad ha adquirido conocimientos para sobrevivir en las condiciones más adversas a lo largo del tiempo, sin embargo, ante una competencia frenética por conseguir las mejores condiciones de vida acumulando bienes materiales, ha provocado un desequilibrio con la naturaleza y grandes conflictos sociales que ponen en riesgo la convivencia urbana.
“Para enfrentar estas vulnerabilidades el único camino es la planeación del territorio. La planeación es un instrumento que distingue a la especie humana de otros animales, esa capacidad de imaginar el futuro y que le permite al hombre actuar antes de que las cosas sucedan”, señaló el especialista impulsor de la planeación urbana en el país y formador de varias generaciones de planificadores.
Afirmó que, adelantarse al futuro es la finalidad fundamental de la planeación, a pesar de que es impredecible. “La planeación es un proceso complejo que tiene que ver con elementos esenciales como el tiempo y que está lejos de la idea de que la planeación es hacer documentos que no sirven para nada”.
Este proceso en el que intervienen diversos actores, implica análisis, estudio, investigación, información, toma de decisiones y la acción sobre el territorio.
La planificación es un tema político, ya que involucra el interés público y las acciones y decisiones que se toman en el territorio afectan a toda la población.
Las ciudades y el territorio forman parte de un sistema complejo que tiene muchas dimensiones simultáneas, y la planeación debe enfocarse en buscar la relación entre los distintos enfoques.
Además, debe ser un ejercicio transparente, “la sociedad debe estar enterada de en qué consiste este plan, participar activamente y aportar sus puntos de vista, no solo opinar en una consulta, si no asumir responsabilidades y ser parte de las decisiones”. Para ello es necesario información institucional y mecanismos de comunicación y capacitación.
Los planes que se han elaborado tienen bases teóricas, análisis de información, consulta de censos, pero es insuficiente para definir cómo debe vivir la gente, por ello se requiere conciliar los distintos intereses y establecer un común denominador.
Dejar la planeación de las ciudades solo a los técnicos y planificadores es una falacia, toda la población debe capacitarse y participar en el proceso, “es la única forma en la que podemos construir y acercarnos a un futuro deseable”, afirmó.
Es necesario la elaboración de instrumentos jurídicos, financieros, fiscales, de programación y de participación social que permitan operar a lo largo del proceso de la ciudad que deseamos, y que garanticen que el plan sigue siendo vigente y se está llevando a la práctica.
Una parte fundamental de la planeación es desarrollar evaluaciones sistemáticas y permanentes que, conforme se toman decisiones y se actúa en el territorio, permitan medir las acciones y proyectos.
Analizar el territorio actual, lo que ha pasado históricamente, conocer cómo han evolucionado las variables, para proyectar a futuro y construir distintos escenarios; compararlos y examinarlos para definir el deseable después de un consenso social.
“No hay una persona, ni un solo grupo que tenga ni las atribuciones ni las capacidades para definir ese futuro con precisión, podemos ponernos de acuerdo y eso es un acto político, construir un consenso que nos aproxime a esa visión de futuro, y ser conscientes que debemos mantenernos actualizados y flexibles para ajustar las decisiones que se toman ante las condiciones que se han planteado. Esta visión de futuro es para saber a dónde nos dirigimos y cuánto nos estamos acercando para colocar más lejos esa prospectiva, ese proceso permanente y continuo es lo que llamamos planeación”.